miércoles, 15 de enero de 2014

"nuevos" antiguos negativos!!!

Cañibano llegó desde Cuba. Su misión (al menos conmigo) era la de traerme una caja de negativos... bueno, mas exactamente una caja de zapatos llena de negativos "desechados", de esos que cuando uno es joven tira al abandono por considerarlos malos, sin gracia alguna o, simplemente, el mediocre resultado de "pruebas de campo" de las que hacia cuando recién reparaba alguna cámara. Pero...ahora, sentado en mi oficina (ubicada en el extremo Sur de mi estudio), veo, con sorpresa que en esa caja abandonada habían algunos (muchos) negativos buenos que "se me habían perdido" con el apuro de salir de Cuba.
Aquí, pues, mis primeras pruebas de lo que será este año mi exposición "retrospectiva" (me da gracia eso de "retrospectiva"...me suena a que uno esta viejo y le quieren hacer un homenaje)


Alguien, no recuerdo si fue Maria o la hija de Roberto Salas, me regalo una Hasselblad 500C metida en una caja de zapatos (otra vez las cajas de zapatos nos ayudan a transportar cosas valiosas) pero totalmente desarmada. Venia, incluido dentro de los tornillos y arandelas, un lente 250 mm de Carl Zeiss que aun conservaba cierto esplendor. Pues...me dispuse a armar el aparato y, 3 días después (días en los que no salí de casa ni para ir a la universidad) tenia el artefacto listo y...bueno, yo ardía en deseos de probar el funcionamiento de la legendaria Hasselblad! Como no había nadie en casa, excepto unos viejos zapatos que herede de mi abuelo (y que siempre quise ponerme, pero me quedaban chicos) decidí pedirles que posaran para mi flamante cámara frankensteinika!


Meses mas tarde regale la Hasselblad.... y, a cambio, recibí de regalo una Bronica 6x6 que me gustaba más y traía un juego de lentes y un visor pentaprismatico (la Hasselblad traía solo el visor directo, por lo que había que componer "al revés"). La Bronica venia mas "completa" que la Hasselblad y solo tuve que adaptarle un espejo de Kiev (una 120 rusa muuuuy debilucha). Esa vez, posó para mi el papa de Gonzalito, en el estudio que improvisamos en su casa (pero ese es otro cuento).

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